Dar a nuestros hijos una alimentación saludable es una gran preocupación del día a día y, muchas veces, no sabemos por dónde empezar. Debemos tener en cuenta los criterios a seguir al momento de presentar la comida en el plato, elegir la textura de los alimentos u organizar el ambiente adecuado para que los ingieran. Con el fin de aclarar el panorama, sintetizaremos en una sola guía estos 3 aspectos clave para que los niños lleven una alimentación sana y balanceada..
En este artículo, conocerás cuáles son las texturas que más rechazo generan en los niños, el tipo de interacción social apropiado para que coman con mayor satisfacción, o la combinación perfecta entre colores, formas y tamaños para crear un plato atractivo. ¡Estamos seguros que con estos sencillos y creativos consejos tus pequeños crecerán sanos y fuertes, comiendo sano y balanceado!
Cuidado con las texturas en los alimentos
La textura de un alimento puede jugar un rol importante a la hora de provocar el rechazo de un niño. Sus altos niveles de sensibilidad hacen que elementos pegajosos, crujientes o esponjosos puedan resultar demasiado sobre-estimulantes, y finalmente, determinantes para el éxito o fracaso de su alimentación. Debido a ello, generalmente sienten el apio muy fibroso; el jugo de naranja, demasiado pulposo; y el puré, pasado de grumos.
Asimismo, ten en cuenta que la llegada de los dientes también puede dificultar que mastiquen con normalidad, por lo que al momento de la preparación de la comida para tus niños pequeños, asegúrate de picarlos finamente desde que comienzan a comer sólidos, aumentando progresivamente la dureza de las texturas para que cada vez vayan acostumbrándose más a las sensaciones tradicionales de los alimentos.
Preocúpate por el contexto de las comidas
Un estudio en la revista científica Appetite revela que la actitud de los niños hacia el consumo de alimentos nuevos resulta más positiva en un contexto social y afectivo, como una cena familiar, que si los padres se sientan a la mesa con el único objetivo de darle de comer al pequeño. En esa línea, cenar en familia le quitaría protagonismo a su hora de comida y, por lo tanto, presión por tener que terminar todo lo servido.
Además, a edades avanzadas, comer con otros les da la oportunidad de comentar las sensaciones que les producen los alimentos; y observar los gestos y expresiones de los demás a la hora de ingerirlos. Esto les permitirá hacer una construcción social de lo que es el placer de comer y, por imitación, comenzarán a probar lo que los demás están comiendo.
Ojo a los detalles en la presentación del plato
Por otro lado, es importante recalcar también cómo un plato con alimentos dispuestos de manera atractiva puede entrar más fácilmente por los ojos de un niño, invitándolo a comer con mayor entusiasmo y curiosidad. Para ello, se puede jugar con los colores de los alimentos y sus formas, disponiéndolos de forma divertida, por ejemplo con forma de cara o de animales, según los gustos e intereses particulares de tus pequeños.
Es importante destacar el papel de las cantidades servidas en el plato como parte del esfuerzo por atraer la atención de nuestros hijos en la comida. En ese sentido, ofrecer una porción regular o reducida en un plato grande sería la clave para no agobiar al pequeño con una presentación rebosante de alimentos. Esta estrategia generaría una ilusión óptica que haría creer al niño que está comiendo menos de aquello que no le gusta.
Para finalizar, te dejamos algunos consejos más con los que podrás ampliar la dieta de tus pequeños: en primer lugar, dejar que jueguen con su comida utilizando sus manos incrementa las posibilidades de que luego acepten ingerirla de buena gana; mientras que, por otra parte, mezclar en el plato alimentos que le gustan con los que rechaza, permitirá que el niño se anime con más facilidad a experimentar con diferentes sabores.
En general, lo mejor es llenarse de paciencia y exponer al niño a un alimento nuevo una y otra vez, ya que según algunos estudios, lograr que lo acepte puede tomar…¡entre 5 y 15 repeticiones! Recuerda que esta tarea a favor de la nutrición de tus hijos no debe quedar solo en casa, sino que debe ser complementada por los esfuerzo realizados en la escuela, donde también se debería proveer una alimentación saludable a los pequeños.